miércoles, 4 de diciembre de 2013

El Oncenio de Augusto B. Leguía (1919-1930)

Consumado el golpe de estado de 1919, Leguía asumió el poder como presidente transitorio. Disolvió el Congreso y convocó a un plebiscito para someter al voto de la ciudadanía una serie de reformas constitucionales que consideraba necesarias; entre esas reformas se contemplaba elegir al mismo tiempo al Presidente de la República y al Congreso, ambos con períodos de cinco años (antes, el mandato presidencial era de cuatro años y el Parlamento se renovaba por tercios cada dos años). 

 Augusto B. Leguía
Simultáneamente convocó a elecciones para elegir a los representantes de una Asamblea Nacional, que durante sus primeros 30 días se encargaría de ratificar las reformas constitucionales, es decir, haría de Asamblea Constituyente, para luego asumir la función de Congreso ordinario.

Esta Asamblea se instaló el 24 de setiembre de 1919 y fue presidida por Mariano H. Cornejo, ideólogo del gobierno. Una de las primeras labores de dicha Asamblea fue hacer el recuento de votos de las anteriores elecciones presidenciales, tras lo cual ratificó como ganador a Leguía, quien fue proclamado Presidente Constitucional el 12 de octubre de 1919. La Constitución vigente (la de 1860) fue sustituida por la Constitución de 1920.

Gobiernos Militares (1930-1939)

LUIS SÁNCHEZ CERRO

El fin del Oncenio trajo consigo la irrupción de los militares en la vida política, fenómeno que Basadre ha denominado el “Tercer Militarismo”, el cual surgió a consecuencia del vacío político (al estar los partidos tradicionales debilitados o en trance de extinción) y ante los peligros que aparentemente, acechaban al Estado y a la nación como consecuencia de la crisis mundial. El historiador también resalta otros fenómenos descollantes de este período: el comienzo de la irrupción de las masas organizadas en la política y el crecimiento de las clases medias.

Tras la renuncia de Leguía, el poder quedó en manos de una Junta Militar de Gobierno presidida por el general Manuel María Ponce Brousset. Pero éste no contaba con popularidad. La ciudadanía se inclinó por el caudillo de Arequipa, el comandante Luis Sánchez Cerro, que el 27 de agosto arribó en avión a Lima, siendo recibido apoteósicamente. En el acto, Sánchez Cerro constituyó una Junta Militar de Gobierno bajo su presidencia. Leguía, que había zarpado en un buque de la armada rumbo al exilio, fue apresado y obligado a desembarcar. Murió 16 meses después, en prisión.

Sánchez Cerro y sus ministros
La situación del país era crítica; se produjeron disturbios obreros, universitarios y militares. Sánchez Cerro dictó una serie de medidas, como la creación del Tribunal de Sanción Nacional para juzgar los casos de enriquecimiento ilícito durante el Oncenio, la derogación de la ley de conscripción vial, el matrimonio civil obligatorio, la disolución de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), de inspiración comunista. Para remediar la crisis económica contrató una misión de expertos financistas estadounidenses, encabezado por el profesor Edwin Kemmerer, que sugirieron la aplicación de una serie de medidas, de las que solo se acogieron parcialmente unas cuantas.


martes, 3 de diciembre de 2013

Los Ensayos Democráticos (1939-1945)

MANUEL PRADO  UGARTECHE

Manuel Prado Ugarteche
Manuel Prado Ugarteche, presidente constitucional del Perú en dos períodos: 1939-1945 y 1956-1962.
Manuel Prado asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1939, iniciando lo que sería su primer gobierno (1939-1945). Político hasta entonces casi desconocido, se vaticinó que no duraría mucho en el cargo, pero desplegó una combinación de astucia táctica, flexibilidad estratégica y encanto personal, que le permitió gozar de respaldo. Su gobierno continuó en gran parte la obra realizada por el general Benavides, manteniendo fuertes vínculos con la oligarquía. Fue de una relativa democracia. Mantuvo proscrito al Partido Aprista y recibió el apoyo del Partido Comunista.

Este primer gobierno de Prado coincidió con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial en la cual el Perú se alineó decididamente con el bando aliado, siendo el primer país de Latinoamérica en romper relaciones con las potencias del Eje. Durante una reunión extraordinaria de cancilleres realizada en Río de Janeiro, a principios de 1942, fue la actitud peruana la que inclinó a los representantes de los demás países americanos a apoyar a Estados Unidos.

Otro éxito internacional del gobierno de Prado fue la victoria sobre el Ecuador tras una breve guerra librada en 1941, firmándose luego el Protocolo de Río de Janeiro (29 de enero de 1942), que zanjó la centenaria disputa limítrofe con dicha nación, aunque los problemas derivados por la demarcación fronteriza habrían de ocupar todavía el resto del siglo XX.

El Ochenio de Odría (1948-1956)

MANUEL A. ODRIA

El general Manuel A. Odría, presidente de la Junta Militar de Gobierno de 1948 a 1950 y Presidente Constitucional del Perú de 1950 a 1956.

El período conocido históricamente como el Ochenio de Odría se divide en dos fases: la Junta Militar de Gobierno (1948-1950) y la Presidencia de la República (1950-1956). Algunos la definen como una “dictadura de derecha”; para otros fue solo un gobierno autoritario y popular. Retornaban así los militares al poder, tras ocho años de gobierno civil.

Manuel A. Odría
Depuesto el presidente Bustamante, los militares golpistas instauraron un Junta Militar, presidida por el general Manuel A. Odría, quien impuso un gobierno autoritario, enérgicamente anti aprista y anticomunista.
Se suprimieron las garantías individuales, consagrada indefinidamente con una arbitraria Ley de Seguridad Interna, dirigida con especial dureza contra el APRA. Cerebro de la represión fue el director de gobierno, Alejandro Esparza Zañartu (luego ministro de Gobierno).
Los líderes apristas fueron encarcelados o deportados. Haya de la Torre se asiló en la embajada de Colombia, donde permaneció hasta 1954, cuando salió rumbo al destierro.

La Junta Militar decidió convocar a elecciones presidenciales en 1950. Odría sería el candidato, pero existía un problema formal: de acuerdo a la constitución, el ciudadano que aspirara a la presidencia no debía ejercer al mismo tiempo el poder, al que debía renunciar, mínimo, seis meses antes de las elecciones.
Odría dio entonces su famosa frase “bajada al llano”,  faltando apenas un mes para las elecciones dejó el poder al general Zenón Noriega (1 de junio de 1950). 

La oposición, reunida en una Liga Nacional Democrática, presentó a su vez la candidatura del general Ernesto Montagne Markholz. En protesta, estalló la rebelión de Arequipa que fue reprimida sangrientamente por el gobierno. Montagne fue apresado y desterrado, quedando así Odría como único candidato y vencedor de las elecciones generales del 2 de julio de 1950, convertidas en una auténtica farsa.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Intermedio Democrático (1956-1962)

DOCTOR MANUEL PRADO UGARTECHE

Doctor Manuel Prado Ugarteche, presidente del Perú por segunda vez, de 1956 a 1962.
Manuel Prado Ugarteche asumió el gobierno por segunda vez el 28 de julio de 1956. Cumpliendo la promesa hecha a los apristas, derogó la Ley de Seguridad Interior, comprendiendo en la amnistía subsiguiente a todos los presos políticos y a los que se hallaban exiliados. Por ello esta nueva gestión fue llamada el «período de la convivencia», ya que se produjo un entendimiento entre el pradismo y el aprismo.

Manuel Prado Ugarteche
El segundo gobierno de Manuel Prado se desarrolló en un clima de agitación motivada por tres razones principales:
Por la crisis económica, originada por la recesión producida en Estados Unidos en 1957. Se depreciaron notablemente los productos de exportación y los dólares escasearon, por lo que se devaluó la moneda peruana.

Por la agitación que surgió en el campo a favor de la realización de la reforma agraria; y
Por la enérgica campaña de alcance nacional a favor de la recuperación de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas que ilegalmente seguía explotando la compañía norteamericana International Petroleum Company.

Para enfrentar la crisis económica se nombró como ministro de Hacienda y presidente del Consejo de Ministros a Pedro G. Beltrán, el director del diario La Prensa, hasta entonces tenaz crítico del gobierno (1959). Su misión era poner en orden las finanzas, equilibrar el presupuesto y estabilizar la moneda, lo que se logró, no sin antes adoptarse medidas anti populares de corte liberal, como el alza de la gasolina, el recorte de los subsidios a los alimentos y el aumento de la carga tributaria.

Por esos años se desarrollaron mucho las migraciones de la sierra y se incrementaron las barriadas en torno a Lima, al punto de hablarse del “cinturón de miseria” que empezaba a rodear la capital. También por entonces empezó el despegue de la industria de la harina de pescado, hasta convertir al Perú en la primera potencia pesquera del planeta, mérito que se debió a un talentoso empresario peruano: Luis Banchero Rossi.

Fernando Belaunde Terry 1963 – 1969

El arquitecto Fernando Belaunde resultó así elegido Presidente Constitucional para el período 1963-1969. Su obra estuvo orientada mayormente a las grandes obras públicas: construcción de carreteras (principalmente la Marginal de la Selva), aeropuertos, conjuntos habitacionales, reservorios, etc.; asimismo, restituyó el origen democrático de las autoridades municipales. Sin embargo, su labor fue obstaculizada constantemente en el parlamento por la oposición de los partidarios del general Odría (agrupados en la ultraderechista UNO) y del APRA; estos dos partidos, que años antes habían sido encarnizados enemigos, formaron la llamada COALICIÓN, poniendo en minoría parlamentaria a los representantes de los partidos de gobierno: Acción Popular y la Democracia Cristiana, que formaron la llamada ALIANZA.

Fernando Belaunde Terry
En cuanto a política económica, Belaunde no pudo controlar la inflación y la moneda nacional sufrió una drástica devaluación el 1 de septiembre de 1967. Asimismo se elevó la deuda externa.

Se produjeron algunos levantamientos de campesinos y brotes guerrilleros en zonas andinas afectadas por la pobreza y la opresión de los terratenientes y que fueron reprimidas rápidamente con ayuda del ejército. Se acrecentaron las migraciones internas, del campo a la ciudad, especialmente en Lima, donde surgieron numerosos barrios marginales, que se denominaron después “pueblos jóvenes”, que agudizaron el problema de la vivienda y aumentaron el índice de desocupación.


Belaunde inició la reforma agraria que afectaba principalmente a los latifundios no cultivados de la sierra y la costa, pero sin tocar a los que tenían un rendimiento eficiente, como los agroindustriales de la costa. Trató también de resolver el asunto del petróleo con la International Petroleum Company (IPC). El 13 de agosto de 1968 se suscribió el Acta de Talara, por el cual todos los campos petroleros pasaban a poder de la estatal Empresa Petrolera Fiscal (EPF), mientras que la IPC conservaba la refinería de Talara, el sistema de distribución nacional del combustible y las llamadas Concesiones Lima.

EL ACTA DE TALARA Y EL ESCÁNDALO DE LA PÁGINA 11 

Al asumir la presidencia Belaúnde ofreció resolver el problema de La Brea y Pariñas en 90 días. Este era un pleito vergonzoso para la nación y que tenía ya varias décadas sin resolverse; consistía en que la compañía norteamericana International Petroleum Company (IPC) venía explotando ilegalmente los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas, situados en el norte del Perú, sin aportar al fisco el monto adeudado, que se había venido acumulando al pasar los años.
La Brea y Pariñas, el petroleo peruano para los peruanos 

Belaunde envió al Congreso un proyecto para declarar nulos los llamados acuerdo, convenio y Laudo de París (firmados en tiempos de Augusto B. Leguía y que favorecían a la IPC) y solicitó que los campos de La Brea y Pariñas pasaran a poder de la Empresa Petrolera Fiscal (entidad estatal).
El Congreso dio la Ley Nº 14.696, que declaraba nulo el Laudo, pero no se pronunció sobre el segundo punto. El Poder Ejecutivo promulgó la ley el 4 de noviembre de 1963, quedando autorizado para buscar una solución al viejo problema.

En julio de 1968, ante las presiones de los grupos de poder económico, se iniciaron tratos con la IPC en Palacio de Gobierno.
El 13 de agosto se firmó el Acta de Talara por el cual todos los campos petroleros pasaban a poder de la Empresa Petrolera Fiscal (EPF), mientras que la IPC conservaba la refinería de Talara, el sistema de distribución nacional del combustible y las llamadas Concesión